Desde hace 15 años, los niños y niñas de Granada pertenecen a una nueva generación: la Generación Darwin. ¿Por qué esa denominación? Ni el Beagle navega por el Genil, ni se han encontrado galápagos en la orilla del Darro, ni se ha recuestionado por estos lares que el hombre proceda del mono. ¿Por qué, entonces, Generación Darwin? Porque hace 15 años se inauguró el Parque de las Ciencias, motivo debidamente festejado el pasado mes por más de 11.000 personas. Ahí es nada.
Estoy convencido de que la huella del Parque en nuestros infantes resulta imborrable. La presencia de la Torre con hormigas gigantes en sus paredes y las sucesivas ampliaciones de sus instalaciones ya forman parte del paisaje más recomendable de la ciudad. Al fin y al cabo, es el museo más visitado de Andalucía.
Pero ya no hablemos sólo de cifras; fijémonos en el calado que deja una visita a esta ‘nueva especie’ -como reza su slogan- de contenedor cultural y científico.
Por poner un ejemplo, los niños y niñas de cinco años que están conociendo la actual exposición sobre Darwin saben perfectamente identificar a los suricatos (pequeños mamíferos que son las estrellas de la muestra). Un bicho, por cierto, que para el común de los padres y madres resultaba prácticamente desconocido hasta ahora.
Y como ese, decenas de ejemplos más: la caza de jabalíes por parte de una manada de tigres (exposición de taxidermia), los refulgentes colores de las mariposas tropicales, la descomunal dimensión de un elefante,... Si hasta los cumpleaños que allí pueden organizarse sirven de excusa para que los pequeños hagan una pieza de cerámica andalusí con sus propias manos o conozcan la función del páncreas...
Es de pura lógica que todo ese conocimiento adquirido de una forma tan amena dará sus frutos el día de mañana. El propio Ernesto Páramo, director del Parque, me dijo en una ocasión que los niños de 6 años son verdaderas esponjas. Si esa esponjosidad dispone de tanta ciencia para absorber, ¿cuál será el resultado el día de mañana?
El propio Ernesto confesaba que Darwin era en su opinión el científico ejemplar porque “representa los mejores valores de la ciencia: el rigor, la tenacidad, el espíritu crítico y el afán por comunicar”. Ojalá ese espíritu se imbuya en nuestros niños y jóvenes. Esperamos mucho de la Generación Darwin.
Y mientra esa generación crece y saca lo mejor de sí misma, en junio, como siempre, COSQUILLAS, muchas COSQUILLAS.
Gustavo Gómez Gozalo, director de COSQUILLAS
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martes, 1 de junio de 2010
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